9 consejos para disminuir la inflamación crónica

8 consejos para disminuir la inflamación crónica

Comparte:

 

9 consejos para disminuir la inflamación crónica

La inflamación crónica está relacionada con las enfermedades más comunes que caracterizan la sociedad occidental moderna como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, alergias, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, enfermedades autoinmunes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica las enfermedades resultantes de una inflamación crónica como las más amenazantes para la salud humana.

Podemos modificar el estilo de vida para disminuir o controlar la inflamación crónica y mejorar nuestra calidad de vida. Al igual, es importante plantear los siguientes consejos con un médico si está medicado/a o si tiene alguna enfermedad para asegurarse de que no exista ningún efecto adverso o interacción inesperado.

  1. Dieta. Consumir más vegetales y frutas por sus fibras y sus componentes ricos en polifenoles y antioxidantes naturales: los clavos, los frutos del bosque, los frutos secos como avellanas, nueces, almendras, el cacao y el aceite de oliva forman parte, según el European Journal Clinic of Nutrition de los 100 alimentos más ricos en polifenoles y antioxidantes
  2. Alimentos especialmente antiinflamatorios y antioxidantes. Por ejemplo, la curcumina, el componente activo de la cúrcuma (se recomienda tomarlo con piperina, componente activo de la pimienta negra, para mejorar su absorción), el jengibre y el aceite de pescado rico Omega 3 DHA han demostrado sus propiedades antinflamatorias
  3. Micronutrientes. Presentes en la dieta en cantidades suficientes, el magnesio y la vitamina D actúan como factores antiinflamatorios. La vitamina D, el zinc y el selenio son antioxidantes muy potentes, cuyos requerimientos aumentan en situación de estrés crónico e inflamación de bajo grado. Consulte con un profesional sanitario para ver si una complementación adecuada para su caso le podría ayudar
  4. Disminuir o hacer un uso razonable de los antibióticos, antiinflamatorios no esteroideos y antiácidos. Todos estos medicamentos aumentan el riesgo de disbiosis con una alteración de la permeabilidad intestinal, dejando pasar toxinas y bacterias a la sangre que estimulan  el sistema inmunitario y producen inflamación subclínica crónica

la inactividad aumenta los factores de inflamación como la proteína C-Reactiva y la Interleukina-6.

5.  Ejercicio. Practicar un ejercicio moderado frecuente es un factor antiinflamatorio potente; modula el sistema inmunitario disminuyendo las moléculas proinflamatorias, independientemente del peso

6.  Sueño. El sueño, el sistema inmune y la inflamación comparten el mismo regulador: el ritmo circadiano. Es importante tener un sueño adecuado (7-9h) para evitar la inflamación de bajo grado. Los estudios demuestran que una sola mala noche es suficiente para iniciar los procesos proinflamatorios.

7.  Controlar el estrés. Tanto el estrés físico como emocional generan la liberación de citocinas proinflamatorias. El estrés crónico mantiene elevados los marcadores de la inflamación como la proteína C reactiva y la IL-6. Algunas actividades pueden ser un apoyo para aprender a manejar mejor el estado de estrés además de todos los mencionados anteriormente: métodos de autohipnosis guiadas, meditación, yoga, etc

8.  Modular la microbiota. La microbiota es uno de los pilares del sistema inmunitario. Si sospechamos una disbiosis (relacionada con alguna enfermedad, o disbiosis post infecciosa, o por estrés crónico, etc), es importante evaluar el grado de disbiosis intestinal y hablar con un profesional de salud especializado para poder modular la microbiota con bacterias inmunomoduladoras por ejemplo e intentar controlar por esa vía los procesos inflamatorios.

5.  Ejercicio. Practicar un ejercicio moderado frecuente es un factor antiinflamatorio potente; modula el sistema inmunitario disminuyendo las moléculas proinflamatorias, independientemente del peso

6.  Sueño. El sueño, el sistema inmune y la inflamación comparten el mismo regulador: el ritmo circadiano. Es importante tener un sueño adecuado (7-9h) para evitar la inflamación de bajo grado. Los estudios demuestran que una sola mala noche es suficiente para iniciar los procesos proinflamatorios.

7.  Controlar el estrés. Tanto el estrés físico como emocional generan la liberación de citocinas proinflamatorias. El estrés crónico mantiene elevados los marcadores de la inflamación como la proteína C reactiva y la IL-6. Algunas actividades pueden ser un apoyo para aprender a manejar mejor el estado de estrés además de todos los mencionados anteriormente: métodos de autohipnosis guiadas, meditación, yoga, etc

8.  Modular la microbiota. La microbiota es uno de los pilares del sistema inmunitario. Si sospechamos una disbiosis (relacionada con alguna enfermedad, o disbiosis post infecciosa, o por estrés crónico, etc), es importante evaluar el grado de disbiosis intestinal y hablar con un profesional de salud especializado para poder modular la microbiota con bacterias inmunomoduladoras por ejemplo e intentar controlar por esa vía los procesos inflamatorios.

9.  La falta de motivación esta vinculada con la inflamación. Un estudio reciente publicado en la revista Trends in Cognitive Sciences ha establecido un vínculo entre nuestro impulso dopaminérgico (la motivación para hacer cosas) y la inflamación crónica de bajo grado. La hipótesis presentada por los investigadores de la Universidad de Emory es que “las citocinas inflamatorias señalan cambios inmunometabólicos”, que afectan directamente a la dopamina mesolímbica (DA). La vía mesolímbica, también conocida como la “vía de recompensa”, está implicada en la disposición a esforzarse o buscar recompensa. Los investigadores explicaron “la reducción de DA estriatal que a su vez conduce a una curva más pronunciada de descuento de esfuerzo debido a la capacidad percibida reducida (no puede) versus preferencia (no) por recompensa “.
El deterioro motivacional y neurológico se ha relacionado con la inflamación, posiblemente debido a la sensibilidad a las citocinas inmunes. La razón de la alteración de la respuesta inmune, que reduce de manera efectiva la motivación y el impulso, es concentrar la energía en la curación y conservar recursos preciosos. Este estudio ofrece una oportunidad vital para pensar cómo la inflamación crónica / persistente de bajo grado impacta la fisiopatología de la enfermedad. Estos hallazgos podrían afectar la forma en que vemos los desafíos de comportamiento, para los cuales un factor causal puede ser la inflamación.
Actualmente se están llevando a cabo más investigaciones utilizando el marco computacional diseñado para este estudio. El marco hace referencia cruzada a la inflamación de bajo grado con la cantidad de energía disponible para el paciente, presentando enfoques prometedores para la salud neurológica en el futuro.