Afronta la vuelta a la rutina cuidando tu microbiota
La vuelta a la rutina: un reto para tu cuerpo
La vuelta a la rutina, ya sea laboral, escolar o simplemente el regreso a los horarios más estructurados, supone un reto físico y emocional. El conocido síndrome postvacacional afecta hasta al 15 % de los adultos y al 8 % de los niños, provocando síntomas como fatiga, irritabilidad, insomnio o falta de concentración. Todos estos factores influyen no solo en el estado de ánimo, sino también en la salud intestinal, ya que estrés y rutina desorganizada alteran directamente la microbiota.
Microbiota intestinal: el aliado oculto en tu bienestar
La microbiota intestinal no solo participa en la digestión y ayuda a regular el sistema inmunitario, sino que también juega un papel esencial en el equilibrio emocional gracias a su conexión con el cerebro a través del eje intestino-cerebro.
Cuando está equilibrada, produce compuestos tan valiosos como serotonina, GABA o moléculas antiinflamatorias, que favorecen tanto la calma mental como el bienestar físico.
Sin embargo, durante el verano solemos romper rutinas que impactan directamente en este delicado ecosistema:
- Cambios de horarios en las comidas y el sueño, que desajustan los ritmos internos.
- Excesos en la alimentación y el alcohol, que alteran la diversidad microbiana.
- Viajes y traslados, que muchas veces generan desórdenes digestivos.
- Menor actividad física o irregularidad en los hábitos, que repercuten en la vitalidad.
Todo esto puede traducirse en digestiones más pesadas, gases, cansancio o un ánimo más bajo al volver a la rutina.
Cuidar la microbiota es, por tanto, una estrategia poderosa para afrontar la vuelta a la rutina con más energía, claridad mental y estabilidad emocional.
Cómo cuidar la microbiota en la vuelta a la rutina
- Alimentación equilibrada y progresiva: prioriza frutas, verduras y alimentos de temporada, sustituye cereales refinados por integrales, incluye almidón resistente (patata enfriada, plátano verde, legumbres) y alimentos fermentados. Incluye grasas saludables con efecto antiinflamatorio como aguacate, pescado azul, semillas, frutos secos y AOVE, que ayudan a proteger frente a la neuroinflamación. Céntrate en sumar en lugar de hacer cambios drásticos de golpe.
- Gestión del estrés: practica mindfulness, respiración consciente o meditación y reserva tiempo para actividades lúdicas que ayuden a desconectar.
- Actividad física regular: caminar, moverse a diario o realizar ejercicio moderado favorece la función intestinal y mejora el ánimo.
- Sueño reparador: mantén horarios estables, duerme 7–9 h y apóyate en alimentos ricos en triptófano (plátano, avena, frutos secos, pavo) o infusiones relajantes como pasiflora o melisa.
- Planificación gradual de la rutina: retomar horarios poco a poco y marcar metas sencillas evita el estrés extra y permite a la microbiota adaptarse mejor.
Conclusiones
La vuelta a la rutina no tiene por qué ser sinónimo de cansancio, digestiones pesadas o desánimo. Si cuidas tu microbiota con una alimentación consciente, un descanso reparador, ejercicio regular y estrategias para gestionar el estrés, podrás afrontar esta etapa con más energía, claridad mental y equilibrio emocional.
Además, desde el Instituto de Microecología te animamos a dar un paso más: conocer el estado de tu microbiota intestinal mediante un estudio específico permite personalizar los cuidados y optimizar cualquier tratamiento. Así, no solo facilitas la adaptación tras el verano, sino que también inviertes en tu bienestar a largo plazo.
En nuestra prueba del eje intestino-cerebro se evalúan los niveles en heces de serotonina, GABA, histamina y triptófano, neuropéptidos y neurotransmisores implicados en el correcto funcionamiento del eje intestino-cerebro, para ayudarte a tener un diagnóstico y un tratamiento personalizado en la gestión del estrés ante la vuelta a la rutina.