¿Por qué tenemos sensibilidad alimentaria?

Carole Picard y Marta Moreno nos hablan sobre las razones por las que tenemos sensibilidad alimentaria.

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¿Por qué tenemos sensibilidad alimentaria?

Las reacciones adversas a los alimentos son un problema cada vez más común en la población. Las podemos dividir en función de su fisiopatología:

  • Sensibilidad alimentaria o alergia retardada mediada por IgG: activación errónea del sistema inmunitario ante un alimento determinado.
  • Intolerancias alimentarias: no implica la activación del sistema inmune sino una respuesta funcional anormal como la falta de una enzima.

Tanto intolerancias como sensibilidad presentan síntomas comunes similares:

  • Hinchazón y gases
  • Diarrea
  • Dolor y calambres abdominales
  • Nauseas
  • Síntomas no intestinales como fatiga, dolores articulares, confusión, migrañas,

La sensibilidad alimentaria con fisiopatología alérgica implica mecanismos mediados por IgE (alergia tipo 1), mecanismos no mediados por IgE o una combinación de ambos.

Relación entre dieta, microbiota y alergias/hipersensibilidades

Nuestra dieta y estilo de vida influyen directamente en nuestra microbiota. Los patrones dietéticos, pueden modificar la diversidad microbiana, la estructura de la comunidad y la producción de metabolitos.

La microbiota intestinal tiene la capacidad de modificar estructuras químicas de numerosas moléculas de la dieta, incluidos alérgenos o antígenos.

Se ha visto que la exposición perinatal y post-destete a ácidos grasos omega 3 y prebióticos induce cambios beneficiosos en metabolitos derivados de la microbiota intestinal disminuyendo el riesgo de desarrollar sensibilidad alimentaria.

Existen alimentos que contienen alérgenos o antígenos comunes como puede ser el trigo por ejemplo. Por su uso en multitud de preparados y las modificaciones que ha sufrido genéticamente en las últimas décadas, contiene una gran variedad de proteínas proinflamatorias que se consumen muy a menudo en la sociedad occidental. Frente a un intestino ya fragilizado, puede provocar alergias o hipersensibilidades no celiacas.

El impacto directo de la microbiota

Cuando disminuyen las bacterias protectoras o se desarrollan patógenos oportunistas, aumenta el riesgo de desarrollar sensibilidad alimentaria. Los grupos bacterianos no están equilibrados y pierden la capacidad de modificar correctamente la estructura de los alimentos.  Dependiendo del tipo de bacteria presente, la inmunogenicidad estará aumentada o disminuida.

Por lo tanto, una alteración de la microbiota intestinal puede provocar cambios en la forma en que el sistema inmune reacciona a ciertos alimentos o componentes alimentarios. Las alteraciones en la microbiota, es decir, la disbiosis, se pueden producir por:

  • Desencadenantes ambientales como tóxicos presentes en los alimentos
  • Factores genéticos
  • Escasa riqueza microbiana o aumento de patógenos
  • Cambio en las proporciones de bacterias intestinales (disbiosis) alterando así la degradación de componentes alimentarios.

Disfunción de barrera e inmunidad

Las células epiteliales tienen un papel importante en la mediación de la tolerancia oral a antígenos o alérgenos dietéticos.

Cuando aumenta la permeabilidad de la barrera intestinal, se desencadena la sensibilización hacia los antígenos de la dieta.

¿Qué hacer si presentamos síntomas?

“Somos lo que comemos”

Las alergias o hipersensibilidades son a menudo la consecuencia de un problema. En caso de tener algunos de los síntomas mencionados de forma crónica es ideal ponerse en manos de un profesional de salud que realice un diagnóstico adecuado.

De esta forma podrá adaptar el seguimiento y la alimentación de forma personalizada, disminuir la inflamación y recuperar el equilibrio de la microbiota.

Autoras: Carole Picard (nutricionista) y Marta Moreno (estudiante en nutrición y dietética)