Todo lo que debes saber sobre SIBO

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Aproximadamente entre el 2,5 y el 22% de la población general y el 33% de las personas con síntomas gastrointestinales sufren SIBO.

¿Qué es el SIBO?

El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO, del inglés Small Intestinal Bacterial Overgrowth) sucede cuando hay un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado que causa síntomas gastrointestinales.

Estas bacterias suelen ser coliformes que se encuentran normalmente en el colon e incluyen especies aeróbicas y anaeróbicas predominantemente gramnegativas que fermentan carbohidratos produciendo gases. Su número rara vez supera los 1000 organismos/ml en el intestino delgado debido a que es un entorno hostil para la supervivencia de microorganismos:

  • Corto tiempo de tránsito
  • Entrada de enzimas digestivas y bilis
  • Suministro de sustrato alimentario

Las causas más predominantes de SIBO son:

  • Síndrome de intestino irritable (SII)
  • Trastornos de la motilidad intestinal
  • Pancreatitis crónica (representan el 80-90% de los casos)

Además, la etiología del SIBO es compleja, ya que puede ser de motilidad, hipoclorhidria anatómica, inmune, gástrica, metabólica u otros trastornos sistémicos.

¿Por qué se desarrolla el SIBO?

Existen una serie de mecanismos de protección (propios del organismo o ajenos) que impiden el crecimiento excesivo de microorganismos. Cuando estos mecanismos fallan hay mayor riesgo de desarrollar SIBO.

Los factores endógenos incluyen:

  • Secreción de jugo gástrico y bilis (que tienen efecto antibacteriano)
  • Movimiento peristáltico que previene la adherencia de bacterias a la mucosa de la pared intestinal
  • Defensa inmunitaria normal (mecanismos humorales y celulares)
  • Inhibición de patógenos a través de la producción de mucina por las células epiteliales de la pared intestinal
  • Secreción de péptidos intestinales antibacterianos (como, por ejemplo, defensinas)
  • Válvula ileocecal que evita la translocación retrógrada de bacterias del colon al intestino delgado

En cuanto a los factores exógenos destacan:

  • La dieta
  • El consumo de prebióticos y probióticos
  • Los supresores de ácido gástrico (como los inhibidores de la bomba de protones, IBP)
  • Los bloqueadores de H2
  • Los antibióticos y fármacos que alteran la motilidad (procinéticos, anticolinérgicos y opioides)

Así pues, se desarrollará SIBO cuando aparezcan:

  • Trastornos de diminución de la producción de ácido gástrico (ej. gastritis atrófica)
  • Trastornos pancreaticobiliares (ej. pancreatitis crónica o cirrosis)
  • Trastornos que alteran la motilidad (ej. esclerodermia, hipotiroidismo…), porque deterioran la capacidad del intestino delgado para eliminar bacterias
  • Anomalías anatómicas (ej. estenosis fístulas y asas ciegas), porque favorecen la estasis bacteriana
  • Síndromes de inmunodeficiencia (ej. deficiencia de IgA), porque permite la proliferación descontrolada de bacterias, etc.

¿Cuáles son los síntomas típicos del SIBO?

La colonización patológica que se produce en el SIBO da lugar a numerosos y variados síntomas:

  • · La lesión directa de la mucosa por bacterias puede causar malabsorción de nutrientes y enteropatía con pérdida de proteínas
  • · La mala digestión de carbohidratos puede provocar hinchazón, flatulencias y diarrea como consecuencia de la fermentación de carbohidratos no digeridos por bacterias
  • Aumento de la permeabilidad intestinal
  • Náuseas y vómitos
  • Distensión abdominal
  • Calambres y dolores abdominales
  • Pérdida de peso
  • Estreñimiento y diarrea
  • Deficiencias de vitaminas liposolubles
  • Esteatorrea
  • Sobrepeso
  • Anemia

La evidencia científica sugiere que el dolor abdominal, la hinchazón, los gases, la distensión, la flatulencia y la diarrea son los síntomas más comunes descritos en pacientes con SIBO. En casos severos, pueden ocurrir deficiencias nutricionales que incluyen deficiencias de vitamina B12, vitamina D y hierro. Sin embargo, ningún síntoma único puede atribuirse específicamente a SIBO.

De hecho, los síntomas a menudo se hacen pasar por otros diagnósticos como SII, diarrea funcional o dispepsia funcional. Esto se debe en gran parte a la presentación variada de pacientes con SIBO y la cantidad de factores de riesgo subyacentes. Por lo tanto, se debe prestar mucha atención no solo al perfil de síntomas del paciente, sino también a los factores de riesgo de SIBO y cualquier historial de intentos previos de tratar otras afecciones subyacentes.

¿Cómo aliviar los síntomas del SIBO?

Se considera que los alimentos son un factor desencadenante de los síntomas asociados a patologías digestivas como el síndrome del intestino delgado o mismo el SIBO. Para reducir dicha sintomatología, se suelen recomendar dietas restrictivas como la dieta baja en FODMAP, la dieta

de carbohidratos específicos (SCD), la dieta elemental o la dieta bifásica, para contribuir a reequilibrar la microbiota intestinal.

La estrategia dietética más utilizada se basa en la reducción del consumo de productos fermentables, es decir, una dieta baja en fibra, alcoholes de azúcar y otros edulcorantes fermentables como la sucralosa.

Esta estrategia se conoce como dieta baja en FODMAP (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables) y consiste en reducir todo lo posible la ingesta de carbohidratos de cadena corta que son…

  • Difíciles de absorber (se acumulan en el intestino)
  • Osmóticamente activos (movilizan grandes cantidades de agua)
  • Rápidamente fermentables (producción de gases)

Las fibras fermentables son una parte importante de una dieta saludable, ya que alimentan a nuestra microbiota. Por lo tanto, este tipo de dietas restrictivas no deben mantenerse a largo plazo, ya que son nutricionalmente incompletas y pobres en sustratos necesarios para las bacterias del intestino.

En general, el abordaje del SIBO debe de incluir:

  • Identificación y corrección de las causas subyacentes
  • Abordar las deficiencias nutricionales
  • Implementar modificaciones en la dieta y el estilo de vida
  • Usar, si es necesario, antibióticos para reducir las bacterias del intestino delgado

¿Cómo se detecta el SIBO?

Uno de los procedimientos para detectar SIBO es realizar una prueba de cultivo de líquido yeyunal aspirado. Los sitios de muestreo endoscópico de rutina se limitan al intestino delgado proximal y son susceptibles a resultados falsos positivos debido a la contaminación por microbiota gastrointestinal superior.

Este problema combinado con:

  • Alto coste para realizar esta técnica
  • Naturaleza invasiva
  • Riesgos que conllevan la endoscopia y la sedación
  • Incapacidad de detectar cepas bacterianas que son difíciles de cultivar en condiciones de cultivo estándar

justifican la restricción de su uso generalizado en la práctica clínica. Por tanto, el cultivo de líquido yeyunal aspirado se ha sustituido por pruebas de aliento como el procedimiento más popular para identificar SIBO.
La prueba de aliento es el método principal para diagnosticar SIBO en el entorno clínico, y la naturaleza conveniente y no invasiva de la técnica la convierte en un instrumento de diagnóstico eficaz para SIBO.

  • Económica
  • Fácilmente disponible
  • No invasiva
  • Posibilidad de realizar en el hogar

Esta prueba consiste en la medición de los componentes de los gases exhalados. Su funcionamiento se basa en el principio de que el metabolismo de los sustratos de carbohidratos por parte de los microorganismos da como resultado la producción de hidrógeno o metano que luego se absorben y exhalan como gas en una muestra de aliento exhalado.

Debido a que las células humanas son incapaces de producir estos gases, su medición será indicativa de que hay bacterias que los producen en el intestino. Se considera que es SIBO positivo cuando…

  • SIBO de hidrógeno positivo: ≥20ppm desde la toma inicial hasta aprox los 90 min. A partir de este momento hablaríamos de fermentación colónica.
  • SIBO de metano positivo: ≥10ppm en cualquier momento de la prueba.

El metano no lo producen las bacterias sino las arqueas, por lo que se denomina IMO (sobrecrecimiento intestinal de metanógenos).

Existen diferentes sustratos que se pueden utilizar para detectar SIBO:

  • La glucosa se absorbe rápidamente en el duodeno proximal, por lo que solo permite detectar SIBO proximal (se pierde información de si existe SIBO en otras localizaciones). No es apto para diabéticos
  • La lactulosa, en condiciones normales, llega al colon donde es degradada por la microbiota libreando hidrógeno. Tiene un sabor muy dulce que puede provocar náuseas, empeorando la sintomatología. Puede contener trazas de lactosa y dar lugar a falsos positivos en personas con malabsorción. Además, acelera el tránsito intestinal.
  • El lactitol es un polialcohol, derivado de la galactosa y sorbitol. No es hidrolizado por las disacaridasas del intestino delgado, sino que alcanza el colon intacto y allí es metabolizado por la microbiota liberando hidrógeno. A diferencia de los anteriores, el lactitol es mucho menos dulce, por lo que se tolera mejor; no acelera el tránsito intestinal, produce menos efectos secundarios; está incluido en el catálogo GRAS y es apto en pediatría.

En Instituto de Microecología contamos con SIBOKIT. Se trata de un kit de recogida de muestras de aliento para el diagnóstico de sobrecrecimiento bacteriano indicado en adultos y niños mayores de 5 años con síntomas asociados al sobrecrecimiento microbiano intestinal.

  • Emplea como sustrato lactitol monohidrato (10g), pues es el sustrato que más eficaz para detectar SIBO (menor tolerancia y menos efectos secundarios).
  • Fiabilidad y reproducibilidad
  • Menor número de falsos positivos y negativos
  • Tomas cada 15 min que permiten una mayor precisión
  • Apto para usar en pediatría

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