Cómo interpretar el pH intestinal y qué dice sobre tu microbiota

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Cómo interpretar el pH intestinal y qué dice sobre tu microbiota

Cuando pensamos en un análisis de microbiota, solemos imaginar bacterias, gráficos y nombres científicos. Sin embargo, uno de los marcadores más simples y reveladores es el pH de las heces. Este valor, que puede parecer algo menor, en realidad nos ofrece una pista directa sobre el equilibrio entre distintos tipos de microorganismos y sobre cómo está funcionando nuestro intestino.

¿Qué mide el pH intestinal?

El pH indica si el medio intestinal es más ácido o más alcalino. El rango considerado saludable se encuentra entre 5,8 y 6,5. Dentro de esos valores, la microbiota suele estar equilibrada: hay buena producción de ácidos grasos de cadena corta, los procesos digestivos son adecuados y se mantiene la integridad de la barrera intestinal. Pero este rango no es estanco. El pH puede disminuir indicando un medio intestinal más ácido o aumentar indicando una sobrecarga hepática

Cuando el pH baja por debajo de 5,8 suele indicar fermentación excesiva de carbohidratos. Esto ocurre cuando el organismo no absorbe bien algunos hidratos y la microbiota los fermenta rápidamente, generando ácido láctico y otros compuestos.

Esto puede relacionarse con:

  • Intolerancias a carbohidratos
  • Malabsorción
  • Distensión abdominal
  • Diarrea por fermentación

Suele asociarse también a una microbiota que trabaja “de más” para compensar una mala digestión.

pH alcalino y su relación con el hígado. ¿Qué información nos aporta?

Un pH mayor de 6,5 nos da información sobre el funcionamiento hepático y una posible sobrecarga. En una disbiosis intestinal, podemos encontrar un aumento de pH en situaciones como aumento de microbiota portadora de LPS, aumento de proteolíticas, sobrecrecimientos fúngicos o reducción de bacterias beneficiosas (productoras de AGCC, peróxido de hidrógeno, ácido láctico…).

El sobrecrecimiento de bacterias proteolíticas, genera un aumento de metabolitos como el amoniaco y las aminas biógenas que pueden sobrecargar el hígado y favorecer la inflamación.

Este cambio de pH se asocia con:

  • Hiperpermeabilidad intestinal
  • Flatulencia y digestiones lentas
  • Mayor riesgo de disbiosis
  • Intolerancias alimentarias
  • Inflamación sistémica de bajo grado

Además, un pH elevado puede reflejar cierta sobrecarga hepática, relacionada con el aumento de bacterias proteolíticas, hongos o lipopolisacáridos (LPS) en el intestino. Apoyar la función del hígado es importante en estos casos, y ciertos hábitos o plantas hepatoprotectoras, como el cardo mariano, pueden favorecer la detoxificación natural sin necesidad de recurrir a suplementos específicos. 

¿Por qué es tan útil este marcador?

Porque resume, en un solo número, la balanza entre dos grandes bloques de la microbiota:

  • Bacterias sacarolíticas (las que fermentan fibra y producen ácidos beneficiosos)
  • Bacterias proteolíticas (las que descomponen proteínas y generan compuestos tóxicos si se exceden)

Un pH equilibrado indica que ambas están en proporciones adecuadas, funcionando como deberían.

¿Cómo mejorar tu pH intestinal?

Dependerá de si está bajo o alto, pero en general:

  • Incrementar la ingesta de fibra (frutas, verduras, legumbres).
  • Reducir el consumo de proteínas en exceso, ultraprocesados y azúcares.
  • Incluir prebióticos y alimentos fermentados.
  • Cuidar el estrés, que afecta directamente a la microbiota.
  • Mantener una hidratación adecuada.
  • Si hay un pH intestinal elevado, habrá que ver por qué está elevado (si hay sobrecrecimiento de patógenos facultativos o por el contrario si hay déficit de bacterias de homeostasis). Aún así, incluir plantas con acción hepática como el cardo mariano, el diente de león o la alcachofa, ayudará a detoxificar el hígado y apoyar la función hepática.

Conclusión

El pH de las heces es un marcador sencillo pero altamente informativo que refleja el equilibrio global de nuestra microbiota. Un valor dentro del rango adecuado indica que el ecosistema intestinal funciona de forma armoniosa, mientras que desviaciones hacia un pH demasiado ácido o alcalino pueden advertir de fermentaciones alteradas, disbiosis o procesos inflamatorios. Cuidar nuestra alimentación, gestionar el estrés y promover una microbiota rica y diversa no solo ayuda a normalizar este pH, sino que también mejora la salud digestiva, metabólica e inmunitaria. En definitiva, un pequeño número que puede guiarnos hacia un bienestar integral.

En Instituto de Microecología añadimos el valor de pH en todas nuestras pruebas de microbiota intestinal además de otros parámetros como el tipo fodmap o el índice de resilencia.