¿Qué es un análisis de IgG?

Un análisis de IgG en sangre nos ayudará a determinar hacia que alimentos reaccionamos aumentando esa producción de IgG y por tanto será de gran utilidad en el manejo dietético de las sensibilidades alimentarias o alergias tipo III. ¿Quieres saber más? ¡Lee nuestro blog!
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Antes de empezar, vamos a explicar qué son los IgG. La inmunoglobulina G es un anticuerpo. Nuestro cuerpo libera estos anticuerpos como una “reacción de protección” para combatir virus, bacterias y otras sustancias como ciertos alimentos.

Un análisis de IgG consiste en medir los niveles de este anticuerpo en sangre. Cuando están aumentados lo que quiere decir es que nuestro cuerpo está reaccionando para intentar protegernos, ¿Pero lo hace realmente bien?

Análisis de IgG y sensibilidad alimentaria

La comúnmente llamada sensibilidad alimentaria es una alergia retardada o hipersensibilidad frente a determinados alimentos. Ocurre porque nuestro sistema inmune reconoce como extraños ciertos alimentos y reacciona ante ellos aumentando la producción de IgG.

La sensibilidad alimentaria y la microbiota intestinal están estrechamente relacionados. Una alteración de la microbiota conlleva una alteración de la respuesta inmune y un posible aumento de permeabilidad intestinal.

Este aumento de permeabilidad permite el paso hacia la sangre de alimentos a medio digerir que son reconocidos como extraños por nuestro sistema inmune liberando IgG.

¿Qué síntomas tiene la alergia tipo III o IgG mediada?

Se caracteriza porque los síntomas no son inmediatos, sino que ocurren a las horas e incluso días de haber consumido el alimento. Los síntomas típicos son:

  • Aumento de gases
  • Diarrea
  • Eczema y dermatitis
  • Migraña y cefalea

¿Cómo puede ayudarnos un análisis de IgG?

Analizar los niveles de IgG en sangre frente a ciertos alimentos nos ayudará a orientar el tratamiento para logar:

  • Reducir esa hiperreactividad del sistema inmune
  • Reducir inflamación
  • Volver a consumir alimentos que en principio nos dan reacción.

Es importante entender que los síntomas no tienen por qué ser proporcionales a los niveles de IgG. También es importante saber que en estos análisis puede haber reacciones cruzadas ya que hay alimentos que comparten las mismas moléculas. Por eso, aunque no hayas consumido un alimento, puede ser que te dé reacción ya que puede presentar por ejemplo las mismas proteínas de un alimento que sí consumas.

Manejo de los análisis de IgG. Tratamiento de las sensibilidades alimentarias

El primer paso es realizar un estudio de sensibilidad alimentaria normalmente de 90 o 180 alimentos ya que en ese rango aparecen los alimentos que solemos consumir en nuestro día a día.

Una vez tenemos realizado el estudio lo que tenemos que hacer es:

  • Dieta de eliminación durante 6-8 semanas: lo que se pretende con esta dieta es eliminar los alimentos que nos aumentan los niveles de IgG en sangre para así “tranquilizar” a nuestro sistema inmune y lograr disminuir inflamación. Es importante rotar y variar mucho la alimentación dentro de los alimentos permitidos para no desencadenar nuevas sensibilidades.
  • Fase de provocación: Introducimos de uno en uno los alimentos eliminados y provocamos a nuestro cuerpo durante 3 días seguidos para ver si aparecen síntomas. Si no aparecen incluimos este alimento en nuestra dieta y probamos con otro hasta reintroducir todos los alimentos que nos daban reacción.