El estilo de vida actual caracterizado por la mala alimentación, el estrés, los hábitos tóxicos y el sedentarismo, hacen que cada vez sea más frecuente encontrarnos con alteraciones en la microbiota intestinal como el SIBO.
El famoso SIBO, ¿Qué es realmente?
La microbiota está presente en cualquier mucosa del cuerpo y la población de microorganismos varía según la zona donde nos encontremos.
Por ejemplo, en el estómago y duodeno, la cantidad de bacterias es mucho menor que en los tramos distales del intestino delgado y grueso. En el intestino delgado encontraríamos cifras normales de 104-105 UFC/ml mientras que en el intestino grueso encontramos 108-1011 UFC/ml. Gracias al conocido papel de la microbiota en diversas enfermedades, se ha empezado a estudiar su alteración y se han identificado varios tipos de alteraciones como SIBO,LIBO, IMO o SIFO.
SIBO son las siglas en ingles de small intestine bacterial overgrowth (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado). Es un crecimiento anómalo y excesivo de bacterias en el intestino delgado normalmente presentes en el intestino grueso igual o superior a 105 UFC/ml. Entre las bacterias características de este sobrecrecimiento podemos encontrar Lactobacillus, Escherichia, Klebsiella, Streptococcus o Staphylococcus.
Entre los síntomas característicos aparecen:
- Dolor e hinchazón abdominal “barriga de embarazada”
- Gases
- Deposiciones irregulares
- Malabsorción de ciertos nutrientes como la fructosa
Numerosos estudios describen la aparición conjunta de SIBO y Síndrome de Intestino Irritable. Ambos trastornos estimulan el sistema inmune lo que aumenta las citoquinas proinflamatorias en la mucosa intestinal y puede aumentar la permeabilidad. El SIBO también parece asociarse a rosácea, obesidad, fibromialgia, Parkinson y encefalopatía hepática.
No existe una técnica infalible para diagnosticarlo. El aspirado del intestino delgado y cultivo del líquido es el método más eficaz pero es un método invasivo, lento y caro. Por ello, la prueba estándar y más ampliamente empleada para su diagnóstico es la prueba de aire espirado (lactulosa y/o glucosa) donde se miden las concentraciones de hidrógeno y metano según el tiempo. El problema de esta prueba, es que los resultados dependen mucho de la preparación y correcta realización por parte del paciente por lo que los resultados en muchas ocasiones no se corresponden con la realidad.
En conclusión, podemos decir que aunque la prueba de aire espirado sea a día de hoy el método estándar para su diagnóstico, se necesita más investigación para encontrar la forma idílica de analizarlo.
¿Qué factores pueden predisponer la aparición de un SIBO?
Entre los factores de riesgo que pueden predisponer la aparición de un SIBO están:
- Anormalidades anatómicas como dirverticulos en el intestino delgado
- Cambios estructurales post-quirúrgicos como la resección de la válvula ileocecal, bypass gástrico o Y de Roux.
- Fármacos que disminuyen la motilidad intestinal como narcóticos, anticolinérgicos y antidiarreicos
- Hipoclorhidria por cirugía, gastritis autoinmune o por inhibidores de la bomba de protones
- Alteración de la motilidad del intestino por diabetes, celiaquía o enfermedad inflamatoria intestinal.
- Otras de las causas pueden ser la permeabilidad intestinal aumentada, altas concentraciones de leptina, ghrelina o TMAO.
Existen también otros términos mal caracterizados como SIBO (ya que este corresponde únicamente al sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado). Estos son el sobrecrecimiento fúngico (SIFO) y el sobrecrecimiento intestinal de metanógenos (IMO)
SIFO e IMO. ¿Qué son estos términos?
SIFO es el sobrecrecimiento fúngico a nivel de intestino delgado. Los síntomas pueden hacer que se confunda con un SIBO (dolor abdominal, gases, hinchazón y diarrea).
Por otro lado, el llamado “SIBO de metano”, es un término incorrecto, ya que el metano no lo generan bacterias sino arqueas (otro tipo de microorganismos). Por eso, recientemente ha recibido el nombre de IMO (sobrecrecimiento intestinal de metanógenos), el cuál puede aparecer tanto en intestino grueso como delgado.
El mayor productor de metano es Methanobrevibacter smithii, el cual usa el hidrógeno intestinal procedente de la fermentación de hidratos de carbono para producir metano. Entre la sintomatología clásica podemos encontrar estreñimiento, hinchazón, dolor abdominal y disminución de la motilidad intestinal. De hecho, los niveles de metano son directamente proporcionales al grado de estreñimiento. Estudios muestran como el sobrecrecimiento de metanógenos intestinales se asocia al síndrome de intestino irritable de tipo estreñimiento SII-E
Con todo esto podríamos decir que existe:
- Sobrecrecimiento fúngico SIFO
- Sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado: SIBO
- Sobrecrecimiento intestinal de metanógenos: IMO
- Sobrecrecimiento de bacterias sulfatoreductoras: SIBO de sulfuro de hidrógeno
Tercer SIBO: SIBO de sulfuro de hidrógeno
El tercer SIBO o SIBO de sulfuro de hidrógeno se trata de un sobrecrecimiento de bacterias que consumen hidrógeno para producir sulfuro de hidrógeno, un gas muy maloliente e inflamatorio. Además, este gas es muy inestable y analizarlo en laboratorio resulta difícil y costoso.
En nuestro intestino habitan las bacterias reductoras de sulfato, entre ellas las más importantes son Desulfovibrio piger y Bilophila wadsworthia. Es normal y necesario producir pequeñas cantidades de este gas, el problema aparece cuando la producción de H2S supera la capacidad de detoxificación de las células.
Altas cantidades de este gas alteran la barrera intestinal:
- Impiden la utilización del butirato por las células
- Altera la función de las mitocondrias.
Entre los síntomas típicos aparecen:
- Gases con olor a “huevo podrido”
- Mal aliento
- Encías inflamadas
- Niebla mental
- Fatiga
- Acné
- Dolor e inflamación corporal
La experiencia clínica permite sospechar la presencia de este SIBO cuando la persona presenta los síntomas mencionados, pero se realiza la prueba de aire espirado y las curvas salen planas. Esta teoría está muy extendida en la práctica clínica, pero hay que tener en cuenta, que la preparación y correcta realización de la prueba puede influir en los resultados y ser la “causante” de unas curvas planas. Todas estas cuestiones las tendrá que valorar el profesional sanitario.
En conclusión podemos decir que gracias a los avances en microbiota intestinal se están determinando distintas alteraciones microbianas, pero todas tienen en común la alteración de la microbiota intestinal de fondo, ya sea por estrés, alimentación, estilo de vida, medicación o el computo de todas ellas.
Además, en una misma persona pueden aparecer varias alteraciones de manera simultánea. Por ejemplo puede tener IMO y SIBO, o tener SIFO y parásitos, o una pérdida de bacterias de homeostasis intestinal. Por eso es importante conocer ante qué nos encontramos.
En Instituto de Microecología realizamos analíticas de microbiota intestinal para valorar la estabilidad funcional de la microbiota y analizarla cuantitativa y cualitativamente para poder orientar el abordaje terapéutico. A nuestras analíticas, les hemos incluido la posibilidad de determinar los microorganismos hidrogenotróficos (microorganismos que producen metano y sulfuro de hidrógeno)
- Productores de metano: Methanobrevibacter smithii
- Productores de sulfuro de hidrógeno: Desulfovibrio piger y Bilophila wadsworthia
Estas pruebas son una determinación complementaria a los test de aliento que pueden ayudarnos a orientar el tratamiento al analizar los microorganismos productores de esos gases.
¿Cómo es el tratamiento?
Lo primero es recoger una buena historia clínica detallada y en base a eso solicitar las pruebas necesarias. Un análisis de microbiota intestinal con microorganismos hidrogenotróficos puede ayudarnos a orientar la estrategia a seguir.
También hay que buscar la causa de esa alteración microbiana (estrés, antibióticos, alimentación, baja motilidad intestinal, enfermedades sin diagnosticar…)
El tratamiento de cada sobrecrecimiento tiene sus particularidades, pero en general las fases podríamos decir que son las mismas:
- Fase de limpieza (ya sea con antibioterapia o con herbáceos)
- Fase de estabilización y cuidado de mucosas: Probióticos, enzimas, fitoterapia, butirato, bismuto…
- Alimentación adaptada: Dieta antiinflamatoria, dieta baja en FODMAPS, dieta baja en azufre, ayuno intermitente…
- Trabajar la motilidad intestinal
- Estilo de vida activo y manejo del estrés.
Hay tantas disbiosis como personas con disbiosis, por eso el tratamiento debe ser personalizado y adaptarse a las necesidades de cada persona. Si quieres conocer más sobre este tema o tienes cualquier duda sobre nuestras pruebas, puedes contactar con nuestro equipo de profesionales que te asesorarán de forma gratuita, ofreciéndote la analítica más adecuada a tus necesidades.