¿Tengo alergia a los alimentos?

Alergia alimentaria - IME

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Tengo alergia a

los alimentos

En actualidad, cada vez más personas padecen alergias o intolerancias a ciertos alimentos. Las reacciones alérgicas leves y las intolerancias suelen ser difíciles de distinguir una de las otras y solo pueden distinguirse mediante un análisis detallado.

¿Alergia alimentaria o intolerancia alimentaria?

En una alergia, el sistema inmunitario está involucrado. Dependiendo del tipo de anticuerpo que genera la reacción podemos distinguir:

  • Alergia tipo I: Independientemente de la cantidad de alimento consumido, activa la respuesta inmunitaria de manera rápida (desde minutos a un par de horas), mediada por el anticuerpo IgE, lo que lleva a una reacción exagerada del cuerpo provocando erupciones, enrojecimiento, picazón, y en casos graves incluso problemas respiratorios y circulatorios (Shock anafiláctico)
  • Alergia tipo III: Está mediada por anticuerpos IgG, cuyo nivel en el organismo depende de lo expuesta que haya estado la persona al alimento en cuestión. Los síntomas suelen aparecer dentro de las primeras 72 horas, lo cual hace muy difícil detectar qué alimento es el que está provocando la reacción, que puede variar desde migraña, retención de líquidos, cansancio, problemas digestivos o cutáneos.

Hasta el 15% de la población presenta síntomas del síndrome de intestino permeable o alguna intolerancia alimentaria

En cambio, en una intolerancia alimentaria la reacción depende de la cantidad de sustancia ingerida. Cuanta más cantidad de alimento se ingiere, la reacción puede ser mayor. Las más conocidas son las reacciones de intolerancia a la lactosa y a la fructosa:

  • En la intolerancia a la lactosa el organismo carece de la enzima (lactasa) que descompone la lactosa presente en la leche ingerida. Por lo tanto, la lactosa no se digiere en los primeros tramos del tubo digestivo y llega intacta al colon. Allí, las bacterias intestinales la fermentan y provocan gases. El resultado es hinchazón abdominal y diarrea.
  • La fructosa es un azúcar presente en muchos alimentos, no sólo en las frutas, sino también en el ajo, la cebolla y los cereales. Algunas personas no son capaces de absorber correctamente la fructosa en el intestino debido a que tienen una intolerancia a la fructosa, por lo que esta queda disponible en el intestino para que la fermenten las bacterias. Esto puede producir flatulencia e hinchazón abdominal.

Alergia y microbiota intestinal

Las bacterias intestinales apoyan nuestra digestión y absorción de nutrientes. A través de sus estructuras superficiales envían señales a nuestro metabolismo y a nuestro sistema inmunológico. Algunas de las funciones que realizan nuestras bacterias intestinales son:

– Digestión de los alimentos
– Sintetisis de vitaminas
– Nutrir la mucosa intestinal y mantener la permeabilidad intestinal
– Entrenar al sistema inmunológico

En el caso de la alergia tipo III a los alimentos (mediada por el anticuerpo IgG), la permeabilidad de la mucosa intestinal juega un papel importante. Una mucosa intestinal irritada será más permeable y permitirá el paso de componentes alimentarios que el sistema inmunológico detectará. De este modo generará anticuerpos IgG que desencadenan reacciones inflamatorias. Cuanto más permeable sea la mucosa, más anticuerpos IgG se generarán, y cuantos más anticuerpos IgG se generen mayor inflamación habrá en la mucosa intestinal, aumentando la permeabilidad intestinal. Se crea así un círculo vicioso que se retroalimenta constantemente.

Diagnóstico y tratamiento para romper el círculo vicioso

Para corregir la permeabilidad intestinal que puede estar generando problemas de alergia tipo III a los alimentos, así como diversos problemas inmunitarios como alergias ambientales o dermatitis atópica, es importante corregir la causa que ha provocado un aumento de la permeabilidad intestinal. Esta puede ser una disbiosis intestinal, con un desequilibrio o sobrecrecimiento en bacterias intestinales que pueden irritar la mucosa intestinal, debida a la toma de medicamentos, como los antibióticos, a una alimentación inadecuada o al estrés.

También unos hábitos dietéticos inadecuados, comiendo con demasiada frecuencia los mismos alimentos, pueden aumentar los niveles de IgG frente a ellos, y la reacción inflamatoria que se genera en consecuencia puede afectar a la permeabilidad intestinal. Por esto es importante detectar, mediante el test ImuPro, qué alimentos han generado un aumento de IgG, para así retirarlos durante unas semanas, para después reintroducirlos progresivamente. Igualmente importante será reeducar el hábito alimenticio que ha generado la sobreexposición a los alimentos mediante una dieta de rotación. ImuPro incluye las herramientas necesarias para facilitarte el manejo nutricional, y nuestro equipo de nutricionistas puede asesorarte sobre cuál es la prueba más recomendable en tu caso concreto. Contacta con nosotros y te asesoraremos en tu camino para mejorar tu salud.