Me han diagnosticado SIBO ¿Cómo debe ser mi dieta?

Dieta para sibo

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El SIBO se produce cuando se enlentece el paso de alimentos o desechos en el tubo digestivo y se crea un caldo de cultivo que permite su desarrollo. El SIBO a menudo puede provocar pérdida de peso, síntomas digestivos y malnutrición. Es normal que a personas recién diagnosticadas de SIBO les surjan preguntas como qué alimentos comer o que dieta llevar en SIBO

¿Qué es SIBO y por qué es importante la dieta

SIBO son las siglas en inglés para “small intestine bacterial overgrowth” que significa sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. En pacientes sanos, el intestino delgado contiene cantidades pequeñas de bacterias.

El SIBO y el desarrollo de intolerancias alimentarias van muy de la mano. Actualmente, está aumentando mucho la incidencia de intolerancias en la población, pero ¿son realmente intolerancias o malabsorciones?

Las malabsorciones hacen referencia a la ineficiente digestión de los nutrientes. En este caso, no hay una respuesta inmunitaria propiamente dicha. Las estructuras necesarias para digerir el alimento están presentes, pero no funcionan bien. La sintomatología producida puede confundirse con una intolerancia, que es cuando algún elemento necesario para digerir el nutriente, no están presentes de forma parcial o total. Un ejemplo de esto sería la presencia de SIBO relacionado con la malabsorción o intolerancia a la lactosa.

La enzima lactasa se produce en el intestino delgado. Su función es digerir, metabolizar y transformar la lactosa en glucosa y galactosa para asimilarla mejor. La lactosa que no se digiere, se metaboliza por la microbiota del intestino grueso, lo que produce muchos gases. Cuando la lactasa está presente pero no realiza bien su función o existen otras causas diferentes (celiaquía, cirugías, alteración de la mucosa, SIBO, disbiosis, etc.) que producen una digestión ineficiente de la lactosa, hablamos de malabsorción. Esta situación, muchas veces es reversible, ya que existe una disbiosis que se puede modificar.

SIBO y disbiosis, ¿Es lo mismo?

En realidad, SIBO y disbiosis no son estrictamente lo mismo. Sin embargo, aunque no sean lo mismo, pueden estar muy relacionados. Veamos cuales son las diferencias entre los dos conceptos:

  • En la definición literal de SIBO, nos encontramos con que hace referencia al exceso de bacterias en el intestino delgado, por encima de 103-105 Estos últimos, son los valores normales que debería haber. El concepto SIBO hace referencia únicamente a la cantidad de bacterias que tenemos en el intestino, sin distinguir géneros ni especies.

 

  • Por otro lado, el concepto de disbiosis hace referencia al estado de desequilibrio en la composición bacteriana. En este caso, sí se distinguen géneros y especies bacterianas. La disbiosis no se centra solo en el intestino, sino que este concepto puede aplicarse a cualquier parte del cuerpo. Sin embargo, generalmente se utiliza para hacer referencia al desequilibro bacteriano en el intestino grueso, aunque puede ocurrir por ejemplo en piel, mucosas o pulmón, entre otros.

Por tanto, ¿puedo tener SIBO y disbiosis a la vez? Hemos visto que sí se puede. ¿Puede ser la disbiosis causa de SIBO? La respuesta vuelve a ser afirmativa. Un crecimiento de grupos bacterianos no beneficiosos para nuestro organismo puede favorecer un crecimiento anormal en número de bacterias.

 

Influencia del SIBO en la dieta, ¿Cómo nos afecta?

El SIBO produce problemas de malabsorción. Las bacterias que están en el intestino delgado, pueden liberar toxinas y generar daños en la mucosa intestinal. Por tanto, ¿qué nutrientes absorbemos peor debido al SIBO?

Malabsorción de grasas: Las sales biliares, necesarias para digerir y absorber las grasas, se descomponen en el intestino delgado por el exceso de bacterias, lo que genera una digestión incompleta de las grasas. Esto se puede traducir en presencia de heces grasas irritantes.

– Malabsorción de hidratos de carbono y proteínas:  El exceso de bacterias en el intestino delgado, daña la mucosa, lo que genera una menor absorción de carbohidratos y proteínas. Los hidratos de carbono que deberían, pero no han sido absorbidos en el intestino delgado, son fermentados por las bacterias del intestino grueso, las cuales generan elevadas cantidades de diferentes gases. Esto provoca que empeore la sintomatología del SIBO. Por otro lado, debido a los daños producidos, hay un déficit en la producción de aminoácidos. Finalmente, algunos precursores de proteínas que se encuentran en el intestino, son destruidos por estas bacterias en exceso.

Malabsorción de vitamina B12: Aunque las bacterias intestinales sintetizan vitamina B12, también la utilizan para realizar distintas funciones. La falta de absorción de B12 da lugar a anemia y afectación del sistema nervioso.

Malabsorción de ácido fólico y vitamina K: Además de aportarlos por la dieta, estos compuestos son producidos internamente por bacterias intestinales. Por tanto, si dichas bacterias están alteradas, estas vitaminas se absorberán peor. Su falta da lugar a problemas en el sistema nervioso y la coagulación sanguínea.

Malabsorción de vitaminas liposolubles: Como resultado de la absorción incompleta de las grasas, tampoco se absorben completamente las vitaminas liposolubles A, D, E y K.

Todos estos casos de malabsorción desencadenan en déficits provocando así en pacientes graves mucha pérdida de peso y malnutrición.

Dieta para mejorar el SIBO

La dieta con mayor éxito es la baja en FODMAPs (Oligosacáridos, Disacáridos, monosacáridos fermentables y polioles). Esta dieta limita el aporte de todos los hidratos de carbono fermentables y polioles, los cuales son utilizados por nuestra microbiota para generar energía. Sin embargo, muchas veces al fermentarlos,  provocan la aparición de gas y distensión abdominal.

La dieta baja en FODMAPs no está diseñada para seguirla toda la vida, sino que tiene carácter temporal a corto plazo, ya que es muy estricta. El tratamiento para la dieta baja en FODMAPs consta de dos fases, una de restricción de alimentos y otra de reintroducción progresiva.

Si prolongamos mucho el uso de la dieta y no aportamos fibra, la microbiota se verá afectada y se complicaría la recuperación del paciente. Es fundamental que esta dieta esté pautada por un nutricionista, el cual realizará un seguimiento del paciente para controlar sintomatología y detectar déficits nutricionales.

Fase 1 o de restricción: Eliminar todos los alimentos con alto contenido en FODMAPs y sustituirlos por aquellos que tengan el menor contenido en FODMAPs posible. Es muy importante que sea pautado y supervisado por un profesional sanitario.  Durante esta fase también se elimina el gluten.

Fase 2 o de reintroducción: reintroducción de los alimentos según tolerancia bajo supervisión de un dietista-nutricionista. Además, se puede elaborar una dieta adaptada a las intolerancias individuales. La dieta de la fase de reintroducción, será más equilibrada que una combinación estricta de una dieta sin gluten y baja en FODMAPs.

Alimentos permitidos en la dieta baja en FODMAPs

 

 

MAYOR CONTENIDO EN FODMAPs MENOR CONTENIDO EN FODMAPs
FRUTAS Manzana, albaricoque, aguacate, pera, mora, frutas en lata…

Generalmente el consumo de fruta debe ser moderado

Piña, plátano, clementina, kiwi, fresas, frambuesas…

 

 

VEGETALES Y HORTALIZAS

Alcachofa, coliflor, brócoli, hinojo, ajo, col, puerro, pimiento verde, coles de Bruselas, espárrago… Tomate, calabacín, espinaca, berenjena, zanahoria…
LEGUMBRES Garbanzos, lentejas, alubias, guisantes, habas, soja Judías verdes
FRUTOS SECOS /ACEITES Y GRASAS Almendras, pistachos, avellanas, cacahuete, anacardos (y sus correspondientes cremas de frutos secos) Todos los aceites vegetales, margarina, mantequilla, semillas de chía, nueces
CARNES, PESCADOS Y HUEVOS Embutidos y carnes procesadas Todo tipo de carnes sin procesar, todo tipo de pescados y huevo
 

PRODUCTOS LÁCTEOS

Leche (vaca, cabra y oveja), yogur, quesos blandos (Burgos, ricota, requesón, mascarpone, queso fresco) y productos elaborados con lactosa Queso curado (cheddar, parmesano), queso tierno (brie, mozzarella), productos sin lactosa
 

CEREALES Y TUBÉRCULOS

 Todos los cereales integrales (espelta, arroz integral…etc.) Maíz, cebada. Grandes cantidades de trigo y centeno (pasta de huevo, sémola, pan rallado, etc.) Boniato y raíz de yuca Trigo sarraceno, avena, mijo, quinoa, pasta sin gluten, harina de maíz, arroz, sorgo, patata,
 

BEBIDAS

concentrado de frutas, bebidas con fructosa, licor, oporto, vino espumoso, vino (dulce o semiseco), cerveza de trigo, alcohol, bebidas azucaradas Leche de coco, leche de almendra, té, agua, vino (seco)
 

OTROS

Jarabe de agave, sirope de maíz, fructosa, miel, productos que contengan inulina. Edulcorantes con: manitol (E 421), isomaltosa (E 953), maltitol (E 965), xilitol (E 967), sorbitol (E 420), lactitol (E 966), eritritol (E 968). Salsas preparadas tipo barbacoa, ketchup.

 

Sirope de arce o de arroz, estevia, dextrosa, sacarina

Autoras: Violeta cepeda y Clara Nuño